¿instituciones paraestatales?

Uno de los temas a pensar en la celebración del bicentenario es el de la independencia nacional. Sin embargo, todos esos festejos oficiales, comités y símbolos del progreso son, como es de esperar, espectáculos inevitables que se montan para que en últimas la ciudad tenga un espacio de exposición para los programas y estímulos de la Secretaría de Cultura. Además de estar pendientes de si se logra la independencia de la Alzate, habrá que ver cual es la agenda de actividades para los festejos que el Comité de Notables presenta al público el próximo 20 de julio, como lo anuncia el boletín de la alcaldía que nos hizo llegar Carlos Alberto Vergara (imagino que Gilma Suarez, la gestora y responsable de Fotográfica Bogotá, hace parte de ese Comité gracias a la excelente labor realizada con los fondos de la Secretaría, en fin, otro gol que se deja meter Víctor Manuel Rodríguez, su Director de Arte y Patrimonio. Sólo falta que la nombren Directora del Palacio de Bellas Artes…)

Por otra parte, anexo el último comunicado que la Academia Colombiana de Cultura (ACC) envió a sus afiliados en Facebook, donde anuncia que presentará una maqueta virtual del Palacio de Bellas Artes que dicha institución aspira a construir y para el cual busca 300.000 firmas en su grupo de facebook (¿será que con ese número llena algún indicador para gestionar fondos?). Hay que añadir que el Palacio de la ACC parece que nada tiene que ver con el que promueve la Alcaldía y su Comité de Notables (lo digo, pues en ninguna parte la ACC menciona vínculos, participación en algún comité de la alcaldía, o conocimiento de la reunión del Comité de Notables el pasado 7 de mayo, donde se habló del proyecto, como se deduce del artículo publicado en El Tiempo por uno de sus miembros, Enrique Santos Molano).

(haga click en la imagen para leer el texto)

¿Será un sueño? A veces pienso que todo este asunto de la ACC puede ser obra de un grupo de artistas dedicados al tactical media. Otras veces pienso que, efectivamente, puede tratarse de una institución que funciona con apoyos del estado y/o la empresa privada… Otras, que dado el escasísimo interés de los artistas locales por asociarse en entidades con piso jurídico para gestionar fondos y proyectos, aparecen otros actores y crean estas instituciones…. en fin.

Además de utilizar el nombre de Academia Colombiana de Cultura (parece una institución del Estado, pero no lo es), podemos ver en esta imagen que también utiliza el escudo de Colombia en sus comunicados. (¿será una estrategia para ganar adeptos en Facebook? ¿o una nueva forma de oficialidad paralela? ¿una institución paraestatal?)

Aquí vemos la página de entrada en su portal de internet (para entrar, haga click aquí). Como ven, de nuevo el escudo y abajo, sendos logos de importantes empresas e instituciones que financian la cultura (y que no queda del todo claro si también financian la Cultura de la ACC. Aquí habría que preguntarse: ¿la están financiando? Y si no es así, ¿puede una entidad como la ACC utilizar de esta forma los símbolos patrios y la empresa privada?)

La ACC parece estar legalmente constituida. Tiene número de identificación tributaria, junta directiva, comité de miembros activos, programas, inscripciones, gestores de cultura, academia infantil… En su sección de programas, encontramos el de Diálogos con la Cultura, que ofrece a sus afiliados una visita al taller de su vicepresidente, el conocido artista Armando Villegas.

Vale la pena aclarar que no estoy afirmando que se trate de una institución ilegal. Simplemente me pregunto, a partir de la información que la ACC hace pública en Facebook y su portal oficial de Internet, ¿ante qué tipo de entidad nos encontramos?

Bueno, quedamos pendientes de la maqueta del Palacio para 60.000 personas, 12 salas de exposición y espacios para eventos deportivos (sin ánimo de ofender: ¿quien lo financia?).

Catalina Vaughan

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política distrital

“El brillo urbano y el lujo no eran nuevos en la historia, pero si lo era el acceso secular, público. El esplendor de la moderna ciudad podía ser experimentado por cualquiera que paseara por sus bulevares y sus parques, o que visitara sus grandes tiendas, museos, galerías de arte y monumentos nacionales. París, ‘una ciudad-espejo’, deslumbraba a las multitudes, pero al mismo tiempo las engañaba.”

Susan Buck Morss

En días pasados circuló por Esfera Pública un artículo donde el columnista de El Tiempo Enrique Santos Molano resaltaba la necesidad de crear un Palacio de Bellas Artes para Bogotá, cuya sede podría ser el Palacio de San Francisco, en plena Avenida Jiménez y a pocos metros de la carrera septima.

En principio, el asunto tiene sentido si vemos que desde aquel Pabellón de Bellas Artes inaugurado en 1910 como parte de las celebraciones del centenario de la independencia (para luego desaparecer tras años de abandono), no se ha construido en la ciudad otro espacio que cumpla con estos fines. Aunque bastante tiempo después se crearon instituciones como el Museo de Arte Moderno y la Biblioteca Luís Angel Arango, esa función le ha correspondido desde hace un par de décadas a la Galería Santa Fe como sede del conjunto de exposiciones y estímulos promovidos por la alcaldía a través del IDCT y, desde el año pasado, de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (cuyo Director de Arte y Patrimonio tuvo la maravillosa idea de trasladar temporalmente las funciones de ejecución del presupuesto y producción de exposiciones a la Fundación Alzate, con las consecuencias que todos conocemos)

Parece que efectivamente el proyecto para construir el mencionado Palacio de Bellas Artes es algo que se viene pensando desde la Secretaría de Cultura, más como un Instituto de las Artes en el que tomarían forma las labores de la Gerencia de Artes Plásticas y su programa de exposiciones, luego de una temporada en la Fundación Alzate, entidad que cumple un papel transitorio en la administración de los recursos de las artes para Bogotá.

Sin embargo, dada la proximidad de las celebraciones del bicentenario de la independencia, el proyecto de un Instituto de las Artes ha adquirido el espíritu rimbombante que caracteriza este ritual oficial, que hace cien años tomo la fantasmagórica forma de una feria universal (todo un símbolo de «progreso» en el momento) con pabellones de la Industria, las Máquinas, la Luz y, como no, de Bellas Artes (foto).

Habrá que ver si el Instituto de las Artes es poseído por el mencionado espíritu fantasmagórico y se va transformando en un mega proyecto donde intervienen todo tipo de actores: la Alzate, el alcalde, el Comité de Notables propuesto por Enrique Santos (Juan Cárdenas, Piedad Bonnet, Marta Senn, Gustavo Zalamea…) y los honorables concejales que tradicionalmente apoyan la cultura de la ciudad a cambio de auxilios y otras especies (a la fija inauguran con una gran retrospectiva de algún maestro o una curaduría blanda en torno a las ballenas en la Plaza de Bolívar, el Departamento de Arte del Congreso, la emergencia o la independencia).

Pero más allá de los festejos, habrá que ver si en el corto plazo la Secretaría de Cultura logra crear el mencionado Instituto de las Artes no como sede de exposiciones y celebraciones oficiales, sino como entidad autónoma (de la Alzate, de las adiciones presupuestales para el MamBo, Fotográfica Bogotá y otras Glorias distritales) y terminar con la transición que tiene a la Gerencia de Artes Plásticas operando desde una institución que a pesar de la profesionalización del sector del campo del arte, continúa trabajando de acuerdo a la cultura política que la ha caracterizado y que todavía hace parte de su misión institucional (no sólo está el caso de Berna Chique Chique, la respuesta al derecho de petición permite leer entre líneas que así haya profesionales formados para coordinar la Galería Santa Fé, prevalecen otros criterios. Me viene a la mente aquel refrán atribuido a la godarrea política: Es mejor malo conocido, que bueno por conocer).

Y bien, antes de que haya un pronunciamiento oficial de la Secretaría de Cultura sobre el tema del Palacio de Bellas Artes, sobre la fecha en que finaliza su temporada en la Alzate la Gerencia de Artes Plásticas, y en momentos en se alinean columnistas, notables y demás personalidades en torno a los festejos del Bicentenario, quisiera concluir señalando que existen otras entidades que buscan liderar el tema, como es el caso de la Academia Colombiana de la Cultura (¿alguien la conocía?) que ya abrió su grupo en Facebook para apoyar la construcción del Palacio de Bellas Artes.

El presidente de la mencionada Academía es el artista Juan Niño López, con estudios en el Instituto Súricov de Moscú y la Universidad de Bogota Jorge Tadeo Lozano. El vicepresidente es el artista Armando Villegas, cuya obra tuvo un gran éxito comercial en las décadas de los setenta y ochenta. También son miembros de la Academia Colombiana de la Cultura: Martha Susana Niño, Esteban Morales Cantor, Juan Sebastián Niño, Pilar Rengifo, Mauricio Ordoñez y Maruja Esther Floréz, entre otros.

El artista Juan Niño López ha realizado para la Academia que fundó y dirige las investigaciones “Construcción Histórica del Concepto de Cultura” y “El Arte como Carácter de Relación del Conocimiento Intuitivo y Lógico” (credenciales suficientes para asegurarse un puesto en el Comité Pro Palacio de Bellas Artes que no demora en constituir la Alzate)

Una de las primeras participaciones (19 de mayo) en este grupo de Facebook dice:

«El proyecto tiene que integrar todos los espacios culturales como la escritura, la actuación, la música, las dancas, etc.; pero a su vez el proyecto debe (en caso de ser apoyado por el Gobierno) otorgar clases a todos los jovenes que quieran incorporarce y aprender acerca una actividad cultural como la escritura, la actuación, etc. Firma: Jhon Mejía Anaya. Aspirante – Junta Directiva..».

El mismo día responde el director de la Academia, quien tambien parece oficiar como lider del proyecto:

Excelentes ideas Jhon.
El propósito de nuestra institución es ABRIR ESPACIOS SUFICIENTES en el PALACIO DE LA CULTURA O PALACIO DE BELLAS ARTES para las actividades propias de TODAS LAS FORMAS DE LA CULTURA (Ciencia, Arte, Tecnología, Humanismo, varios deportes apropiados para el escenario, actividades recreativas, etc). Dentro de las formas del arte no podemos dejar al lado a ninguna; seguramente tendremos festivales gastronómicos, expresiones literarias, música, pintura, dibujo, escultura, etc.

Quiero poner en RELEVANCIA LA PROPUESTA DE JHON en el sentido del obligado servicio social que debemos prestar a todos los colombianos, muy especialemnte a niños y jóvenes. FELICITACIONES. Estoy seguro que todos nosotros LO ACOGEMOS COMO UN COMPROMISO MORAL DE PRIMER ORDEN.

JHON YA HACE PARTE DE NUESTRA JUNTA DIRECTIVA DEL PROYECTO. BIENVENIDO.

Juan Niño

Para rematar el asunto y otorgar un mayor grado de legitimidad a su cruzada, Juan Niño publica el pasado 24 de mayo una carta de agradecimiento a Gabriel García Márquez (pero, misteriosamente, no publica la carta de apoyo del Nobel):

Comunicación pública:

El Presidente y los Miembros del Consejo Directivo de la Academia Colombiana de la Cultura expresan al Maestro en Literatura, escritor, Gabriel García Márquez, de manera muy respetuosa, con profundo afecto y admiración, sus agradecimientos por aceptar nuestra invitación para ser Amigo de esta institución.

Comuniicamos que por unanimidad proponemos su nombre como ACADEMICO DE NUMERO Y PRESIDENTE HONORARIO DE LA INSTITUCION.

Esta comunicación será enviada, en nota de estilo, al honorable señor y escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Juan Niño López
Presidente Consejo Directivo de la Academia Colombiana de la Cultura.


El domingo 25 de mayo Edilberto Guerrero Ramos dice:

Pienso que se debe reconstruir el que existió.


Guerrero se refiere al Pabellón de Bellas Artes de 1910, construído en el Parque de la Independencia, a pocos metros del MamBo que, como ya lo saben, tiene por estos días tremenda rumba para celebrar sus 45 años y, de paso, buscar fondos para construir su nueva sede («Samuel, cuentame ¿para qué construir un Palacio de Bellas Artes si con la nueva sede del MamBo la ciudad puede celebrar como merece el Bicentenario de la Independencia?, no malgastes esos fondos!!»)

Mejor dicho, como vamos, vamos mal.

Catalina Vaughan

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