el público se toma el museo


Para algunas instituciones del mundo del arte, el público es una masa pasiva y acrítica que debe aplaudir frenéticamente todas sus realizaciones. Para otras, son los usuarios a los que se les debe prestar un servicio. Están también las que invierten grandes cantidades de tiempo y dinero en proporcionarle los mejores apoyos y guías didácticas.


(Y el público…qué piensa de todo esto?)

Servir de mediador entre la obra y el público es una labor que requiere de una investigación constante sobre las maneras de contextualizar la producción artística. No hay formulas mágicas ni modelos que se puedan aplicar en todas partes. Entre los espacios didácticos más utilizados para el arte contemporáneo están las visitas guiadas, los talleres y los seminarios. Los hay interesantes y reveladores, acartonados y aburridos, y los que con una inyección de creatividad (y un bajo presupuesto) logran que el público se sintonice inmediatamente con las obras.

En muchos museos del mundo se ha venido imponiendo el uso de audio tours para recorrer las exposiciones, y por más de que le brinden al público una información idónea y pertinente, esta no dejará de ser (con todos sus pros y sus contras) una lectura oficial y autorizada de las obras.

Con el objeto de propiciar recorridos creados por el mismo público, un profesor de medios digitales y sus alumnos diseñaron e implementaron para el Museo de Arte Moderno de Nueva York una serie de audio tours* no oficiales, utilizando como plataformas en su convocatoria el uso de celulares (envío de texto y sonido) e Internet. No se trata de una propuesta contratada (ni autorizada) por el museo, ni la idea era contar con su aval. Sin embargo, tuvo una acogida inmediata. La gente se iba al museo, hacía el recorrido, grababa sus impresiones y lo enviaba en formato mp3 a la dirección electrónica de Art Mobs, nombre con que el profesor y sus alumnos bautizaron el proyecto.

Con gran dosis de imaginación, música e ironía estas audio guías nos hablan de un espectador que abandona su rol de consumidor pasivo (propone música y temas de acompañamiento) y asume un papel productivo que lo conecta con las obras del museo.

Aunque en un comienzo al museo le pareció el simple ejercicio de un profesor y sus alumnos, el grado de participación que generó, así como el impacto mediático (gran despliegue en el New York Times), hizo que el medio artístico local y el público que usualmente visita el museo, comenzara a acceder en masa el website de Art Mobs para bajar los audio tours a sus mp3 players e irse a recorrer el museo como nunca antes lo había hecho.

A pesar de ser uno de los museos que cuenta con los mejores recursos para apoyar sus exposiciones, el público prefirió crear sus propios textos y su manera de relacionarse con las obras. (Ojo! eso no quiere decir que haya que ahorrarse los apoyos didácticos)

Ya no son los artistas, sino el mismo público el que comienza a usurpar como hacker el discurso del museo.

(Será este el tan teorizado público posthistórico?)

*En la sección de links de este weblog encontraran enlaces a Art Mob, el artículo del NYT y acceso a la página desde la que pueden bajar las audio guías.

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