Furia absoluta es lo que se siente al leer el artículo
publicado en Semana que les anexo abajo. Después de año
y medio de estar promoviendo un cambio profundo en el
Salón, después de meses de estar convocando a partir de
un modelo de Salón sin tema especifico (y de estar
llamando a la casa de todos los artistas para sacarlos
de su escepticismo y convencerlos de que participen) se
presenta un relevo en el Ministerio de Cultura y en medio
del despelote, un jurado decide trazar un eje conceptual
para un Salón que de repente se ha quedado huérfano. («Que
mano de basura la que nos toca revisar. Porqué no le
ponemos unos ejes a la carreta? Eso si seria un cambio
profundo en el modelo de Salón!!»)
Por supuesto que debe haber mucha gente furiosa que siente
que la invitaron a una fiesta y como no hablaban de política,
pues no solo no la dejan entrar, sino que su obra es ‘bastante
mala’ porque no se ajusta a los ejes de la carreta. Si, tenaz
la vaina. Pero este cambio súbito en las reglas de juego es
apenas un efecto de un cambio de modelo en la recta final
del tan desgastado Salón. («Ese modelo anterior es un desastre.
En un par de semanas sacamos un modelo nuevo. Y si no sale
pues volvemos al anterior y ya! Asunto solucionado»)
Despotricar del Salón es un deporte nacional. (Pero que se hace
si dan tamaña papaya) Ahora, aunque hay bastante gente muy
molesta, no creo que el asunto sea cuestionar la selección o el
tema. Aqui el debate es otro. (Además el debate sobre lo social
ya se dio en el debate de la pasada MamboBienal) Es muy buena
terapia para desahogar la furias pero, como dicen los entendidos,
«el problema es estructural» («Esos fondos para formación e
investigación, metámoselos a un catalogo bien divino y a una
inauguración a todo taco. Recuerden que viene el Presidente y
mucha gente importante»)
La última vez que se propuso un cambio profundo se gestó el
proyecto Pentágono. Cuando las exposiciones que surgían de este
programa de investigacion curatorial comenzaban a armarse,
llego un nuevo funcionario y Oh sorpresa!.. el proyecto Pentágono
quedó reducido a proyecto Triangulo. («Que es eso de volver el
salon un conjunto de exposiciones curadas? El Salón es el Salón
y debe ser un gran evento!)
La historia se repite. Artistas maltratados, otros tantos soñando
con un jugoso premio, funcionarios con deseos de brillar y programas
que se truncan («Que bueno haya polémica!! Es síntoma de que
avanzamos!!»)
No hay derecho.